El reconocido astrónomo Horacio Tignanelli participó como disertante en una actividad de la ULP. Durante su estadía en San Luis habló sobre la situación de la ciencia en las aulas argentinas.
Las barreras que separan la ciencia de la sociedad se tornan infranqueables y la escuela tiene parte de responsabilidad en esa situación. Así lo sostiene el astrónomo Horacio Tignanelli, un aliado de la Universidad de La Punta (ULP) en la tarea de interesar a los sanluiseños por la ciencia.
El científico llegó a San Luis, una vez más, para ofrecer capacitación astronómica a docentes, y manifestó que la enseñanza de la ciencia en las aulas atraviesa una “grave crisis”, y que se está lejos de retomar “parámetros históricos que daban una educación en ciencia de calidad en el país”. Al mismo tiempo, advirtió, que la formación científica abarca más que la tarea docente en la escuela. “También incluye a otros actores, como los medios de comunicación y la comunidad científica que tiene la responsabilidad de transmitir lo que produce a la población”.
En cuanto a los resultados de las evaluaciones que miden el conocimiento científico de los alumnos argentinos, manifestó que “no son alentadores”, sobre todo en matemática y ciencias naturales. Aunque, “esto no quiere decir que las ciencias sociales estén mejor”. La consecuencia directa –señaló− es una merma en el número de ingresantes a las carreras técnicas y científicas. Se añade una actitud cultural que da auge a “seudociecnias”, con actitudes poco reflexivas en cuanto a los fenómenos naturales.
“La realidad de un país en donde hay fragmentos completos de la vida escolar de los chicos, en los que no ven ciencias, marca que algo anda muy mal. El maestro de ciencia, es el único profesional que tiene que explicar para qué trabaja y para qué sirve aprender ciencia”, asevera. En referencia al rol del docente, Tignanelli manifestó que es muy importante que los chicos se alfabeticen en ciencia de manos de un maestro. Porque, aunque parezca obvio, en muchos casos suelen ser personas externas a la escuela quienes abordan esos contenidos.
También, señaló como crucial que los docentes cumplan con los programas y la cantidad de horas asignadas para la enseñanza de las ciencias, como así también destronar la omnipotencia de los libros de textos para enfrentar a los chicos con la realidad, con problemas relevantes para que vean la ciencia aplicada a lo cotidiano. “Hay que lograr que la escuela sea un lugar agradable para aprender tanto ciencia como las demás asignaturas. Entonces la ciencia va a impactar mucho mejor. No se puede dejar que un chico salga del sistema educativo analfabeto científicamente, en una sociedad del conocimiento que lo va a abrumar apenas pise la realidad”, reflexionó.
Respecto de las propuestas de la ULP que apuntan a formar a los docentes en didáctica de la ciencia, el académico dijo que es un programa, “único en el país”, en términos de proyección e inversión, y en cuanto al impacto que ha tenido en la comunidad. “Su aporte es tomado como ejemplo. Es tan fuerte y tan importante, que los pasos dados por la Universidad son estudiados con gran atención en otras provincias”, aseguró. Igualmente, destacó su valor porque “hay que formar a los maestros y a quienes forman a los maestros, y todos los aportes son válidos”, para revertir la situación. Sobre todo, teniendo en cuenta que “en educación los procesos son a largo plazo, y no lleva menos de 15 años ver los resultados de la medidas que se toman para remediar falencias”.