Hay alumnos que decidieron avanzar con sus aprendizajes o recuperar tiempo durante el receso estival. El trabajo con currículos personalizados es una ventaja para flexibilizar el aprendizaje.
Buenos Aires, 1 de febrero.- “Es destacable que los chicos, muchos del secundario, asisten sin obligación. Lo hacen voluntariamente, porque aún no comienzan oficialmente las clases. Asisten para avanzar en sus aprendizajes o para concluir algún módulo en particular”, dijo Silvia Miranda, jefa de Capacitación Docente de la Universidad de La Punta (ULP), acerca de la asistencia de alumnos a las escuelas digitales, en plena época de vacaciones. Las escuelas de la ULP “Albert Einstein” e “Isaac Newton” abrieron sus puertas desde el 16 de enero y permanecen abiertas de 8 a 17. De este modo reciben a los alumnos que desean continuar con los módulos de contenidos escolares, aún antes del inicio oficial del ciclo lectivo que será el 27 de febrero, según lo pautado por el Ministerio de Educación provincial.
La autonomía en el aprendizaje es uno de los ejes de las escuelas digitales de la ULP. Y la concurrencia de alumnos en esta época del año muestra la ventaja que ofrece la personalización del currículo: cada chico avanza a su ritmo con independencia de los cronogramas. Elina Cutrono, coordinadora de la escuela “Albert Einstein”, señaló que son alrededor de 20 chicos los que asisten desde que el establecimiento abrió sus puertas. “No vienen siempre los mismos. Cada alumno nos comenta su situación y en base a eso los docentes trabajan con ellos. Algunos quieren adelantar porque su familia se irá de vacaciones en febrero, otros vienen para concluir algún módulo que les quedó pendiente del año pasado. Toman las clases, van a su casa, hacen las tareas asignadas y se las presentan a los docentes”, explicó.
El sistema de la Escuela Pública Digital del Gobierno de San Luis funciona sin gradaciones como la escuela tradicional; el alumno debe superar módulos de aprendizaje. Esto implica adquirir competencias, con independencia del tiempo que eso requiera. Los chicos, ya sean de primario o secundario, son agrupados por edades y no por grado o curso como en el sistema tradicional. Para los docentes, este es un factor importante para la mejora en el rendimiento de los chicos. La maestra Romina Gerardo comentó que en el sistema tradicional tuvo en cuarto grado a un alumno que debía estar en sexto, y que “no había manera de hacerlo trabajar”. El año pasado se rencontró con el chico en la escuela digital y vio un cambio radical en la conducta del alumno. “Este cambio se lo atribuyo al hecho de estar en un grupo de su misma edad. Sin dudas, recuperó su autoestima, se valora y se siente capaz”, aseveró.
Si bien en las escuelas digitales, el cumplimiento de cronogramas y horarios no son prioridad, se exige el 85% de asistencia anual. Otros pilares de la escuela digital son la excelencia y la calidad educativa, con énfasis en la ciencia y la tecnología como herramienta transversal a todas las áreas. Los contenidos se basan en los NAP (núcleos de aprendizaje prioritario) que rigen en cualquier escuela; la diferencia es que los alumnos progresan a su propio ritmo, porque la meta es buscar el aprendizaje significativo. “Siempre hay una connotación positiva, ya que no existe la repetición de grados. Esto fortalece la autoestima, la autonomía y la autorregulación de los chicos. Pueden decir: ‘Soy bueno en matemática, pero tengo una dificultad en lengua’, y pedir ayuda para superarla”, dijo Cutrono.
En cuanto al nivel de aprendizaje de los alumnos, Silvia Miranda agregó que los chicos son evaluados al concluir cada módulo. “Tenemos certeza de que nuestros alumnos saben los contenidos que enseñamos. Se les toma una prueba de competencias, en la cual se suele incluir competencias de módulos anteriores y los chicos responden bien. Estos rendimientos también son testeados, a través de muestras, por el grupo RED de la Universidad (Recursos Educativos Digitales)”, precisó.
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