La entrega se hizo durante la ceremonia del 5º aniversario del Parque Astronómico La Punta. Se eligieron las 30 mejores historias de un concurso para chicos sobre las aventuras de la mascota del parque científico de la ULP.
Para celebrar un año más del Parque Astronómico La Punta (PALP), la Universidad de La Punta (ULP) lanzó el concurso ‘Las aventuras de Saturnino’, que estuvo dirigido a chicos menores de 12 años. Se eligió a las mejores historias y se sortearon diez telescopios entre los ganadores. El acto fue en el campus de la Universidad y durante la premiación se leyó una reseña de cada uno de los cuentos que escribieron los chicos que ganaron los telescopios.
Una de esas historias contaba que “Saturnino”, la mascota del PALP, llegó a la Tierra y aterrizó en la casa de Walter Benjamín Díaz. El amigo del espacio lo invitó a dar una vuelta en su nave y así le mostró todos los planetas del Sistema Solar. Mientras tanto la mamá de Benjamín lo buscaba y cuando el niño llegó con Saturnino, le contó que había conocido todos los planetas. Al día siguiente, Saturnino regresó y se quedó a jugar con Benjamín y sus amigos Bryan y Nani. “Me gustó mucho escribir esta historia, y voy a seguir escribiendo. Ahora que tengo mi telescopio, voy a buscar muchas cosas en el cielo”, dijo Benjamín. Su mamá, Mirta Suárez comentó que también desea aprender a manejar la nueva herramienta astronómica que se llevaron a casa.
Otra aventura de Saturnino, habla de cómo el personaje estelar perdió el miedo a salir a jugar de noche. “Su amigo Plutinio lo ayudó, le dijo que no tuviera miedo porque estaban sus mamás mirándolos. Los dos jugaron tanto que se cansaron y se quedaron dormidos. Y desde ese día Saturnino no tuvo más miedo y siempre se junta a jugar con Plutinio, todas las tardes”, relató Santiago Manzo. En tanto que la pequeña escritora, Ana Martina Mendia, narró que un día Saturnino llegó a su barrio y se quedó en su casa a tomar la merienda, mientras le contaba todas sus aventuras por el espacio. De pronto comenzó a soplar un viento muy fuerte, y Saturnino vio por la ventana que la escalera de su cohete se había volado. El amigo espacial se preocupó mucho, pero en ese momento llegó el primo de Martina y le prestó un trampolín. Así, Saturnino logró entrar en su cohete y salió a buscar la escalera. En una plaza cercana la encontró, aterrizó y la puso en su lugar. Con la nave completa, Saturnino continúo visitando a más chicos.
En total la ULP recibió más de 100 historias, de las que se eligieron las 30 mejores, cuyos autores se llevaron cada uno una mochila. Además, sus cuentos serán llevados a formato audiovisual en el estudio de tevé de la Universidad, y transmitidos en el ciclo del plan de lectura Contextos, en Canal 13.
“Todas estas historias conformarán el libro sobre las aventuras de Saturnino que se presentará en la Feria del Libro 2012. Además, aprovechando que los chicos tienen sus telescopios organizaremos una star party, que es una noche en la que cada uno viene con su telescopio. Así, todos en familia, aprenderemos a usar esta nueva herramienta”, expresó Alejandro Munizaga, secretario de Ciencia y Técnica de la ULP. Por otra parte, los astrónomos de la Universidad, en el sitiowww.telescopio.edu.ar recibirán todas las inquietudes de los pequeños astrónomos.
Antes de concluir el acto, Munizaga se refirió a una noticia sobre un estudio que se realizó la UNESCO sobre cómo escriben los chicos de 3º y 6º grado en dieciséis países de Latinoamérica y el Caribe. “De cada diez chicos argentinos, entre siete y nueve, su escritura es indescifrable, ya sea por la caligrafía o porque no tiene sentido lo que escriben. Casualmente, nosotros hicimos este concurso y queda a la vista que desde San Luis buscamos la mejora educativa”, subrayó. Al mismo tiempo, resaltó la calidad de los trabajos y la ortografía y caligrafía de los pequeños escritores puntanos.
Algunas aventuras más
Los problemas de Saturnino, por Tamara Benítez.
Saturnino viajaba hasta las estrellas, allí conoció a la señora Luna y le preguntó:
-Señora Luna, ¿vio a mi hermano Mercurio?, a lo cual Luna respondió: “No, Saturnino, no he visto a tu hermano”.
De tanto buscar a su hermano, Saturnino un día se cansó porque nadie sabía decirle dónde podía estar Mercurio. Cuando estaba por abandonar la búsqueda, una estrella se acercó y le preguntó si aún buscaba a su hermano: “Sí –respondió Saturnino−, “¿sabes dónde está?”. La estrella le respondió que Mercurio estaba en la casa del gran mago Sol. Entonces, Saturnino corrió muy rápido hasta la casa del gran mago. Para su sorpresa, el Sol estaba enseñando a su hermano muchos trucos de magia. A Saturnino le gustaron tanto, que le pidió al mago que le enseñara a él también.
El gran mago aceptó y dio clases a los niños hasta que llego la noche. “Es hora de que vuelvan a su casa, pequeños. Mañana continuamos las clases”, dijo el Sol. Saturnino y Mercurio regresaron a su casa. Su papá Neptuno se puso muy contento y ambos niños le dieron un show de magia con todos los trucos que habían aprendido.
Un gran sueño, por Saya Ledesma
Una noche, un niño de ocho años llamado Romeo estaba mirando las hermosas estrellas y se quedó dormido. En su sueño, conoció a una pequeña y agradable criatura. Sorprendido, le preguntó su nombre y dónde estaban. El extraño ser le respondió con voz dulce: “Mi nombre es Saturnino y soy del planeta Saturno. He visto tu admiración hacia las estrellas y el Universo, por eso te llevaré a conocerlos”.
Romeo, muy contento e intrigado, aceptó. Subieron a la nave y comenzaron a viajar. Recorrieron el Universo, planeta por planeta, vieron todas las estrellas y toda clase de asteroides. Para Romeo todo era increíble, pero comenzó a preguntarse si su familia notaba su ausencia, y a pesar de que se estaba divirtiendo mucho, le pidió a Saturnino que regresaran a la Tierra. Romeo se despertó y se dio cuenta que todo había sido un sueño. Después de esa noche, apreció mucho más el Universo.
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